Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

11/02/2025

Carmen Delgado y Andra Blaga son investigadoras en el grupo Sistemas Dirigidos por IA de i2CAT. Carmen estudió Ingeniería de Telecomunicaciones y cursó un máster en Ingeniería Biomédica y, posteriormente, un doctorado que finalizó en 2018. Actualmente es líder de la línea de investigación Integrated Sensing and Communications (ISAC) en el centro catalán. Andra, que forma parte del personal de i2CAT como investigadora predoctoral, terminó en 2022 el grado en Ingeniería de Sistemas de Telecomunicación, tras el cual cursó un máster en Tecnologías de Telecomunicación Avanzadas (MATT) en la Universidad Politécnica de Catalunya.

En esta entrevista reflexionan sobre su paso por la universidad, su incorporación al mercado laboral, sus referentes femeninos y los pasos que se están llevando a cabo para combatir la brecha de género que sigue muy presente en el sector TIC.

 

¿Qué os empujó a estudiar una carrera técnica? 

Andra Blaga: Principalmente las salidas laborales que ofrece el sector tecnológico, así como mi curiosidad por el mundo digital y mi formación en el bachillerato tecnológico, que me permitió ver lo que me gustaba y en lo que destacaba.

Carmen Delgado: Desde pequeña me ha fascinado entender cómo funcionan las cosas y encontrar soluciones a problemas del mundo real. En el instituto me apasionaban las matemáticas, la física y la tecnología, por lo que siempre supe que mi camino estaría en las ciencias o la ingeniería. Finalmente, opté por Ingeniería de Telecomunicaciones, ya que en aquel momento tenía excelentes salidas laborales. Se decía incluso que las empresas contrataban a los estudiantes antes de que terminaran la carrera.

¿Cuál era la realidad que os encontrasteis en el aula de la facultad a nivel de género del alumnado y qué supuso esta realidad para vosotras?

A.B.: En mi grado, de unas 40 personas por clase, solo 5 o 6 éramos mujeres. Aunque no me afectó negativamente ni me resultó un impedimento para integrarme o desarrollar mis estudios, sí me di cuenta de la baja representación femenina en el campo. Sin embargo, me llevé bien con todos los compañeros, independientemente del género.

C.D.: En la facultad, el porcentaje de mujeres era notablemente bajo. Esto no fue ninguna novedad, era algo que esperaba, porque ya en el instituto se veía hacia qué ramas se orientaba cada perfil. Por ello, no me supuso ningún problema. Al final, tienes que adaptarte a las circunstancias de cada momento. Aunque el ambiente con los compañeros fue muy bueno, sí que es verdad que entre las pocas chicas que estábamos hicimos “piña” para apoyarnos y a día de hoy seguimos muy unidas. 

¿Tuvisteis referentes de mujeres tecnólogas antes y durante la carrera? 

A.B.: No, no tuve referentes claros en ese momento. Pero, a medida que avanzaba en mi carrera, fui consciente de la importancia de visibilizar a más mujeres en el ámbito de la tecnología.

C.D.: Antes de entrar en la universidad, no. En aquel entonces, la visibilidad de las mujeres en ciencia y tecnología no era como ahora. Sin embargo, durante la carrera, conocí la historia de Hedy Lamarr y me impactó profundamente. Su historia me resultó aún más fascinante que la de otros científicos, tal vez porque era una mujer en un ámbito dominado por hombres.

¿Quiénes son vuestras referentes hoy en día?

A.B.: Considero a Sara García Alonso, la primera astronauta mujer española, como una referente. Su trayectoria me inspira a seguir persiguiendo mis sueños, superando las barreras de género en campos tradicionalmente dominados por hombres. Me motiva a pensar que, algún día, también podré ser la primera mujer en lograr algo significativo en mi campo. Además, vengo de una familia en la que las mujeres han sido las que han salido adelante y han demostrado una gran fortaleza, lo que refuerza aún más mi determinación de seguir este camino. 

C.D.: Cada día admiro más a todas las mujeres que han luchado por hacer la ciencia y la tecnología más accesibles para nosotras, aquellas que trabajaron incansablemente sin reconocimiento y a las que, simplemente por ser mujeres, se les negaron oportunidades. Sin embargo, aunque hemos avanzado mucho, aún queda camino por recorrer. El hecho de que sigamos necesitando este tipo de iniciativas de visibilización demuestra que la lucha continúa.

¿Cómo proyectábais vuestro futuro profesional en el momento en el que estabais estudiando?

A.B.: Sabía que la carrera sería desafiante, pero también muy gratificante, ya que ofrece muchas oportunidades laborales y una buena remuneración. Mi proyección estaba orientada a conseguir estabilidad profesional y económica.

C.D.: Siempre me atrajo la docencia, pero durante la carrera me imaginaba trabajando en una gran multinacional de telecomunicaciones. Sin embargo, mi proyecto de fin de carrera, dentro de un proyecto de investigación europeo, cambió mi perspectiva. Descubrí que lo que realmente me apasionaba era la investigación y decidí intentarlo en el mundo académico, aunque sabía que no sería un camino fácil.

Pensando en vuestro paso por la universidad e incorporación al mundo laboral, ¿percibísteis alguna discriminación o dificultad por razón de género? 

A.B.: No, personalmente no experimenté discriminación en mi formación universitaria ni en mi inserción laboral. Me sentí respetada y valorada en todos los espacios donde trabajé o estudié. 

C.D.: Afortunadamente, en mi caso no he sufrido discriminación ni en la universidad ni en el ámbito laboral. Sin embargo, sí he presenciado situaciones injustas hacia otras mujeres por razón de género, aunque afortunadamente no son la norma.

¿Creéis que ha habido avances significativos en los últimos años para cerrar la brecha de género en el sector tecnológico? En las universidades, los centros de investigación…

A.B.: Definitivamente ha habido avances, especialmente con iniciativas y programas que buscan fomentar la inclusión de las mujeres en profesiones tecnológicas. En Catalunya, por ejemplo, según el último informe ‘Dones en les TIC’ del Observatori de la Igualtat de Gènere (Institut Català de les Dones), las mujeres representan el 34% de la ocupación total del sector TIC. Es una mejoría porque es la cifra más alta de los últimos siete años, pero, por otro lado, la presencia femenina en estudios universitarios y de FP vinculados a la tecnología es menor al 10%. Poco a poco estamos logrando una mayor igualdad en el sector, pero queda mucho por hacer.

C.D.: Sin duda. Cuando estudiaba en la universidad, no existía el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia (11F), y creo que es una gran iniciativa para visibilizar nuestro papel en la tecnología y la investigación. Ojalá en el futuro no sea necesario celebrar este día porque la igualdad ya sea una realidad, pero hasta entonces, estas acciones siguen siendo esenciales. Además, la inclusión de la perspectiva de género en las becas y proyectos, no solo ayuda a reducir la brecha, sino que obliga a las organizaciones a reflexionar sobre sus propias cifras y a implementar acciones concretas para mejorar la equidad.

¿De qué manera creéis que contribuye la perspectiva femenina en el desarrollo de proyectos de investigación en el ámbito técnico?

A.B.: Creo que la perspectiva femenina aporta diversidad de enfoques, más creatividad y sensibilidad a la hora de abordar problemas y diseñar soluciones. Las investigaciones pueden enriquecerse al integrar diferentes puntos de vista, lo que conduce a proyectos más completos y adaptados a una variedad de necesidades.

C.D.: La diversidad en los equipos de investigación es clave para generar soluciones más innovadoras e inclusivas. La perspectiva femenina aporta nuevas formas de abordar problemas, experiencias diferentes y una mayor sensibilidad hacia ciertos aspectos del diseño tecnológico, como la accesibilidad y la ética. Además, contar con mujeres en proyectos científicos ayuda a crear referentes y a inspirar a futuras generaciones.

¿Qué le diríais a una niña que está pensando en estudiar una carrera técnica o tecnológica?

A.B.: Le diría que no tenga miedo de seguir sus pasiones, que no se deje influenciar por estereotipos de género y que, si le interesa el mundo de la tecnología, puede ser una gran profesional. La tecnología está al servicio de todo el mundo y necesitamos voces diversas para hacerla más inclusiva y accesible.

C.D.: ¡Que vaya a por ello sin dudarlo! A la Carmen que estaba indecisa sobre qué estudiar, le diría que se lance, que si algo le apasiona, tiene que ir a por ello. Somos capaces de lograr todo lo que nos propongamos, y aún más cuando nos mueve la pasión. Además, hoy en día hay más apoyo y redes para mujeres en STEM, y muchas científicas están visibilizando su trabajo y haciendo divulgación en redes sociales, ayudando a romper estereotipos.